domingo, 3 de mayo de 2015

Capítulo XIII: Duelo al comenzar.



La mañana del primero de septiembre estuvo bastante agitada; por una parte, el día amaneció con una neblina y bruma helada fuero de lo normal, y por otro lado, Flammer se despertó a las 9 de la mañana, lo que le redujo considerablemente el tiempo que le daba para desayunar, bañarse e ir a King Cross. Por fortuna para él, su baúl estaba listo desde hace dos días, lo que restó una preocupación, Al salir de su casa estaba lloviendo bastante fuerte lo que provocó un tráfico bastante pesado haciendo que llegara al cuarto para las once. Una vez que bajó del auto, notó que había gente con varitas mágicas en las manos por toda la estación, lo cual, si bien le extrañó, no le importó del todo. Se despidió de sus padres y atravesó la barrera y subió deprisa el tren para evitar que lo dejara. Caminó hasta el último vagón donde quedó de verse con Hada, Marian y Herman una semana antes. Cuando llegó ahí ya estaban los tres amigos discutiendo sobre el que habían hecho en el verano.
—Hablando del rey de Roma, ¡miren que se ha dignado de acompañarnos! —Dijo Herman quien se levantó y abrazó a Flam de manera amistosa.
— ¿De qué me perdí…? ¡Marian! ¿Qué te pasó? Parecieras que no has dormido desde que salimos de vacaciones. —Dijo Flammer al ver el deteriorado aspecto de la chica. Tenía un par de ojeras impresionantes que no iban con su edad. También tenía una pequeña cicatriz en la mejilla.
—Nada, así es mi aspecto siempre. Sólo necesito dormir un par de días y estaré como nueva.
—Ahora, regresando a noticias importantes, ¿notaron que había muchos magos hoy? —Interrumpió Herman.
—Sí. Mi mamá se sorprendió. Dice que no es normal que tantos aurores estén en la calle y tampoco que el clima parezca de dementores al acecho. —Dijo Hada quien miraba por la ventana.
—De hecho es algo extraño. Espero este año esté tranquilo. —Comentó Marian.
—Yo no, ¿qué sería de la vida sin poco de risas causada por peligros? Digo, ya el año pasado tuvimos un poco de la verdadera escencia de Hogwarts al hablar con muertos, ¿por qué este no podríamos aprender a luchar contra dementores… o aurores? —Dijo Flammer haciendo que soltaran una leve risa. En ese momento el tren dio un jalón y comenzó la marcha. Herman se asomó por la ventana para despedirse de sus padres y Hada de su mamá. Antes de dar vuelta y de perderse, Sophia logró ver como su madre le entregaba algo a una mujer extraña, pero no vio más porque el tren dobló y se perdió la vista del andén. Las horas pasaron y ellos seguían hablando. Flam y Hada se apartaron un momento para discutir en privado si comentarles o no sobre su idea de comenzar a practicar magia sin varita a lo que ambos estuvieron de acuerdo. Llegaron al compartimiento y les comentaron, por lo que las opiniones de Herman no se hicieron esperar.
— ¿¡Magia sin varita!? ¡Ustedes están locos! Sí, estoy consciente que existen casos en que si se da, pero, ¡somos estudiantes apenas!
—Exactamente por eso debemos comenzar ahora. Será más fácil acostúmbranos antes de crear nexos fuertes con el canalizador—dijo señalando la varita— que cuando tengamos 17 años y dependamos de ella.
—Yo apoyo la teoría de Flammer y Hada. Estoy segura que podremos, sólo una cosa, ¿dónde practicaremos? —Dijo Marian.
 —Bueno… Ciertamente no habíamos pensado en eso… Pero… Bueno, el bosque no… Y nadie habla parsel para entrar a la cámara de secretos… Y…. —Dijo Flammer notablemente sorprendido porque no habían contemplado la idea. Volteó a ver a Hada quien estaba igual que él.
—Podemos intentar entrar en la sala de menesteres… o algún aula en desuso. —Opinó Herman.
—Yo opino por el aula. Sólo sería necesario poner hechizos protectores para que nadie pase y no nos escuchen.
—Muy bien, es un plan bastante agradable. —Dijo Marian sonriendo. La tarde estaba cayendo y el clima no daba indicio de querer mejorar.
Al llegar a Hogsmeade, el clima seguía siendo hostil, pero ahora con mayor intensidad. Al bajar los de primero, Hagrid los esperaba y les guío hacía el embarcadero para tomar los botes. Los de años superiores fueron hacía los carruajes pero en ese momento un grito irrumpió en el sonido causado por las voces y el caer de la lluvia. En ese momento, el semigigante y el profesor Longbotton sacaron sus varitas (Hagrid su viejo paraguas) y realizaron un par de encantamientos patronus que alejaron a un par de figuras altas y encapuchadas con figuras huesudas.
— ¡Hagrid, llévate a los de primer año, rápido! Yo acompañaré a los demás estudiantes hasta el castillo. —Ordenó Neville, convocó un patronus y lo mandó hacía Hogwarts. Los carruajes comenzaron a moverse y no mucha distancia después la directora McGonagall apareció junto al profesor Horace Slughorn e Ignatus McGinell quienes no se hicieron del rogar al comenzar a poner hechizos protectores por todo el perímetro, sin embargo antes de terminar, una figura alta y encapuchada entró surcando en cielo nocturno seguida de 5 más. La diferencia a las anteriores fue que estas no se alejaron con patronus, al contrario de lo que esperaban, sacaron varitas mágicas y un rayo de luz roja salió en dirección a la directora quien lo desvió hacia el cielo. Neville respondió al ataque con un hechizo de desarme que fue fácilmente desviado. Una de las figuras lanzó una llamarada de su varita la cual cayó apaciguada a los pies de Horace quien la ató por medio de un incarnerus. Los hechizos siguieron durante un rato. Muchos carruajes de estudiantes ya estaban lejos, sin embargo Hada y Flammer bajaron del suyo para poder observar todo a detalle. En ese momento vieron como la varita de Neville salió volando por los aires. Igantus jaló al profesor por el brazo esquivando por poco un rayo verde que iba directo a su cara. Sin perder un solo momento más, Flammer junto a Hada, desde detrás y sin ser vistos, conjuraron la maldición sectumsempra cortando el brazo de dos de los 5 en un ágil movimiento, petrificaron a dos más. En ese momento el restante los volteó a ver pero sin tener oportunidad de atacarlos, fue derribado por McGonagall quien tenía la cara pálida y llena de terror.
— ¿Qué demonios hacen aquí? Deberían estar en el castillo ya. —Gritó Minerva quien se encontraba furiosa y atemorizada a la vez.
—Lo lamento profesora. Pero se nos pasó el carruaje por el alboroto que hubo hace un momento, y cuando vimos que llegaron… esas cosas, nos escondimos detrás de la maleza para estar seguros, pero no pudimos evitar reaccionar al ver que ellos buscaban hacerles daño. —Contestó Flammer con un tono convincente pero bastante manipulador.
—Muy bien… Le quitaré 10 puntos a Slytherin y a Ravenclaw por su actitud tan irresponsable… pero les daré 60 a cada casa por su actitud de valentía digna de un estudiante de Hogwarts. Ahora, profesor Longbottom, ¿sería tan amable de acompañar a estos chicos al castillo? El profesor Slughorn, McGinell y yo lo alcanzaremos en seguida.
—Desde luego profesora. —Contestó Neville algo aturdido y caminó junto a Flam y Hada hacía Hogwarts. El muchacho se acercó a Sophia y le susurró.
—Bueno, tenemos la certeza de que el año no será aburrido y que nuestra fama crecerá… Tengo una buena idea basada en la historia.
—Sabes, Flammer, tus ideas no son las de un muchacho de 12 años, pero son agradables y me gustan. Me cuentas cuando estemos a solas, ¿de acuerdo?
—Muy bien. —Contestó Flam y siguió al profesor.
Durante la cena de inicio de curso, después de la selección, la directora les dijo que debido a los hechos ocurridos, tendrían la vigilancia de los aurores durante un mes hasta garantizar que todo estaba seguro. Nadie se opuso. Esa misma noche, en la sala común de Slytherin, Flammer charló bastante con Marian acerca de lo ocurrido y tuvo que responder preguntar de curiosos que escucharon lo que había pasado. Hada se enfrentó a algo similar, con la excepción que ella simplemente les dijo “Si tanto quieren sábelo, pidan giratiempos, regresen y véanlo. Sirve que no los vuelvo a ver” y se encerró en su habitación hasta el día siguiente.

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