domingo, 7 de junio de 2015

Capítulo XXII: Visitantes



Cuando inició noviembre, se dio la noticia que por medio de un tratado internacional con la Liga Mágica de Arabia e Islam, un grupo de 100 magos árabes visitarían Hogwarts como parte del acuerdo de la cooperación racional para el conocimiento y preservación de la magia antigua. Esto pretendía más que nada que los jóvenes aprendieran las costumbres de los magos de otras naciones, pues era bien entendido que la magia varía según la región, sin contar que en el castillo inglés, jamás se dio una educación preparada sobre los diferentes tipos de magias que hay, pues ellos se centraron siempre en que fue fundada en base a la alquimia y a todo lo posible desde un punto de transfiguración basado en leyes impuestas. Esto desde luego cambiaba radicalmente en el medio oriente, por lo que el ministro de magia Kingsley hizo un acuerdo con la LMAI para que recibieran magos extranjeros y ellos mandaran hombres suyos para que ambas culturas entendieran las diferencias de la otra y así poder adaptar y no quedarse rezagados en los conocimientos ajenos. Estaba previsto que los magos extranjeros llegaran el 15 de noviembre y se fueran el día 20 de diciembre, junto a los estudiantes el día que las vacaciones de navidad comenzaban. El castillo se preparó para recibir a los magos árabes de modo que trataron que todo aquello que los representara como cultura y que fuera una cara importante de su sistema mágico quedara al frente. También se decidió que un estudiante de cada casa del último curso diera la bienvenida y la primera impresión. Por parte de Slytherin se eligió al alumno que más destacó de entre todos que fue Flammer Actecmer (el cual no pudo rechazar la petición porque más que eso fue una obligación). De Ravenclaw se eligió a Herman DuMort, un alumno que junto al chico de la casa de las serpientes, demostró ser un mago bastante capaz y excelente que a su vez tuvo calificaciones excepcionales. Hufflepuff puso a una chica llamada Michell Sandmann, quien destacó de entre todos los alumnos de generación por su excelencia en las pociones. Aunque muchos maestros sabían que Flammer y Herman tenían diferencias y problemas con Michell debido a la fama que ganaron, pensaron que esto ayudaría a resolver conflictos. Los de Gryffindor decidieron, entre todos los alumnos de su casa, que Xavier Allan fuera quien los representara ante los extranjeros.

La semana antes de que llegaran los magos árabes, Flammer, Herman y Marian estaban sentados a la orilla del lago contemplando el paisaje y tomando un poco de brisa fresca. Flam estaba sentado en la base del tronco donde siempre se ponía, Herman y Marian estaban tomados de las manos perdidos en los pensamientos de cada quien. Era un día tranquilo hasta que una voz irritante los sacó de su paz haciéndoles sentir ganas de ahorcar a quien los perturbó.
— ¡Flammer, Flammer! Te busca la directora Gratulls. También a Marian y Herman, dice que es importante que vayan ahora mismo. —Dijo Mabel Trump, quien estaba entre asustada y emocionada por estar frente a ellos.
—De acuerdo, enana. Desaparece de mi vista, ya vamos. —Dijo Flammer en un tono tan despectivo que Herman no supo si lo hizo para ofender a la niña o molestar a Marian, quien simplemente lo miró de una manera completamente desaprobatoria.  Caminaron hasta la puerta de la oficina donde se les esperaba. Tocaron dos veces siendo respondidos por una voz de mujer ya mayor que mostraba cierto curtimiento y dureza pero también dulzura y gentileza.
—El trio [«cuarteto» susurró Flammer] de Hogwarts. Esperaba verlos. —Dijo la mujer inspeccionándolos de arriba a abajo.
— ¿Para qué profesora? No hemos hecho nada malo. —Dijo Marian con un tono bastante relajado.
—Exacto, mi niña. Y los he llamado para asegurarme que así sea. Verán; dentro de una semana llegaran los magos árabes, y como sabrán, este tipo de gente son muy orgullosos y están apegados de gran manera a sus tradiciones, entre las que están el que no tienen que ser humillados por extranjeros y mucho menos, por menores que ellos.
— ¿Y eso a nosotros en que nos concierne? —Preguntó Flammer extrañado.
—En todo. Sé que son un trio de soberbios que piensan que por ser mejores magos que los demás tienen el derecho a pisotearlos.
— ¿Y no es así?
— ¡No, señor Actecmer! No es así de ninguna manera. Deben entender que esta visita es más que nada diplomática. Tenemos intenciones de establecer colonias británicas de magos en medio oriente, pero para eso necesitamos dar una buena impresión, por lo que me encargaré que un trio de pequeños idiotas no lo vayan a arruinar. —Dijo con una voz bastante firme y fría la directora.
—Verá, directora. No tenía ninguna intención de ofender a nuestros invitados. Soy un hombre de visiones y creo que conocer la magia árabe sería un gran paso en mi formación mágica para lograr pasar a la historia como uno de los mayores eruditos de todos los tiempo, pero ahora con su advertencia lo único en lo que podré pensar es en hacer algo tan estúpido pero a su vez inteligente, que tenga impunidad total y que jamás puedan recriminármelo.
—Mira, mocoso, te lo advierto: no vayas a joder esto porque tendrás a todo el ministerio encima.
—Mire, profesora. Sin ánimo de ofender, todo el ministerio junto no podría jamás contra mí, ni usted, ni el ministro y mucho menos el idiota de Harry Potter. Así que quédese tranquila, no haré nada que pueda molestar a nuestros amigos árabes. —Dijo Flammer con un tono algo burlón pero bastante serio.
—Le prometo profesora, que por mi cuenta corre que este tarado no hará nada que pueda perjudicar la reputación del colegio. —Dijo Marian mirando de manera desaprobatoria a Flam.
—Eso espero señorita Targaryan. Espero que no tengamos problemas con esto. —Dijo la directora y acto seguido les indicó la salida de su oficina.

Cuando llegó el día 15 de noviembre, todos los alumnos y profesores esperaron en la explanada del colegio. Los 4 estudiantes elegidos para recibir a los invitados estaban al frente con la directora en medio. Estaban vestidos con una túnica de gala del color de su casa. Flammer y Herman estaban juntos, conversando sobre en qué tipo de transporte podrían llegar. Xavier y Michell por su parte se preguntaban qué tipo de magia podrían enseñar. En ese momoemtno se escuchó como si algo tronara en lo alto del cielo haciendo que todos voltearan. Vieron como una quinteta de alfombras mágicas con capacidad para 20 personas comenzaba a descender. La primera era bastante elegante, de color rubí con hilos de oro y plata dibujando un enorme elefante. Las otras eran más sencillas pero no por eso menos majestuosas. Cuando bajaron de ella los magos recién llegados, también descendieron un cofre dorado cubierto por una ligera capa plateada de luz.
—Bienvenidos a Inglaterra y a Hogwarts, hermanos árabes. Es un honor tenerlos aquí. —Dijo la directora extendiendo la mano a un hombre robusto que llevaba una túnica blanca y un turbante color marrón.
—El gusto es nuestros, directora. Esperamos tener una gran convivencia y poder compartir y adquirir tanto conocimientos como nos sea posible. —Dijo el hombre estrechando la mano.
—Muy bien, director, antes de pasar al banquete de bienvenida me gustaría hacerle una pequeña presentación por parte de 4 de nuestros estudiantes. —Dijo la directora y señaló a los 4 jóvenes que tenían extendidas sus varitas apuntando al cielo. De un momento a otro Xavier hizo que de la punta de varita una lengua de fuego se disparara al cielo sin cesar. Michell hizo lo propio pero levantando un par de rocas y piedras girando de manera elíptica en sentido contrario a las manecillas del reloj alrededor del fuego invocado. Herman hizo que una corriente de aire las rodeara de la misma manera que las rocas pero en sentido horario  y finalmente Flamm hizo un chorro de agua que terminó por rodear de manera circular a los demás desde en medio. Mientras seguían en el aire la directora habló.
—La magia europea está basada en los 4 elementos que la alquimia siempre estudió. La manipulación de todo aquello que se puede crear y que ya existe en una especialidad. —Dijo y acto seguido las rocas se fundieron con el fuego el cual fue templado por la corriente de aire helada y apagada finalmente con el agua dejando caer una copa de metal bastante brillante y bien terminada. —La transfiguración es aquello en que nos especializamos; la manipulación de materia para poder crear cualquier cosa que queramos siempre basada en leyes naturales. —Terminó de decir, levantó el objeto creado entregándoselo al árabe. Este observo la copa y con un chasquido de su dedo la duplicó, con otro hizo que cada una se duplicara de nuevo hasta que se hicieron 64. Con un movimiento de varita apiló todas e hizo que se volvieran una de nueva. —Nuestra magia va más allá de lo elemental. Hace todo posible para todo aquel que lo desee, pero a diferencia de otras, es traicionera y no todos pueden manejarla. Pedimos permiso de su ministerio para meter una de las criaturas mágicas más poderosas que existen en toda nuestra comunidad de países, él puede hacer lo imposible posible. Es tan engañoso debido a su odio hacía los humanos que es tal vez la más peligrosa que también existe. Pero no se verá ahora, se mostrará a su tiempo junto a todo aquel conocimiento compartido digno de ser enseñado. —Dijo el hombre y sus alumnos y profesores aplaudieron. Flammer se detuvo a analizar lo que había dicho y observó el cofre dorado pensando en que tipo de criatura podrían haber ingresado.

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